Preguntas frecuentes (FAQs)
La Terapia de Estimulación Cerebral Profunda es una opción de tratamiento para los pacientes con Parkinson cuyos síntomas motores o de movimiento, ya no responden adecuadamente a la medicación.
El medicamento oral está aún funcionando pero no en forma tan efectiva para poder controlar los síntomas motores.
El objetivo de la Terapia de Estimulación Cerebral Profunda es bloquear las señales que causan los síntomas motores incapacitantes del parkinson, mediante impulsos eléctricos.
Esto se logra al insertar un electrodo en el cerebro mediante cirugía y conectarlo a través de una extensión a una batería llamada “neuroestimulador” (similar a un marcapasos cardíaco). Una vez instalado y programado, el neuroestimulador transmite impulsos eléctricos a las áreas específicas del cerebro que controlan el movimiento.
Posterior a la colocación del electrodo en el cerebro, el cirujano implanta el neuroestimulador en el pecho del paciente, luego, mediante extensiones colocadas debajo de la piel, que recorren el cuello hasta llegar a la cabeza, conecta los electrodos al neuroestimulador. La terapia es completamente implantable y generalmente no es visible.
La terapia de Estimulación Cerebral Profunda también se utiliza para tratar otros trastornos como la distonía y el temblor esencial.
La duración de la batería puede variar en algunos casos, debido a que los parámetros de programación de cada paciente son diferentes, y también depende de qué tipo de dispositivo se utilice, existen recargables y no recargables, en general los recargables duran 9 años y los no recargables 5 años.
En general, los electrodos y las extensiones permanecerán colocados y simplemente se reconectarán a un nuevo neuroestimulador, para ello, se requiere hacer una cirugía antes de que este se agote. Algunos sistemas utilizan baterías recargables para reducir la necesidad de una nueva cirugía para reemplazar el neuroestimulador; en estos casos el neurocirujano debe asesorar al paciente. La decisión sobre qué sistema se colocará la toma el neurólogo y el neurocirujano junto con el paciente, de acuerdo a sus necesidades.
Al igual que con cualquier cirugía, existen ciertos riesgos que incluyen complicaciones, asociados a infecciones, hemorragias etc. Por ello, es importante una evaluación pre-quirúrgica y seguir las recomendaciones de un equipo médico capacitado.
Desde 1987, más de 140,000 pacientes en todo el mundo se han beneficiado de la Estimulación Cerebral Profunda, disminuyendo los síntomas de la enfermedad y mejorando significativamente su calidad de vida.